Tras disputarse más de la mitad de las eliminatorias de clasificación a Rusia 2018, Brasil y Argentina afrontaban este Superclásico de las Américas en un estado de forma bastante dispar. Los de Tite llegaban líderes de grupo habiendo cosechado desde el fichaje del Seleccionador 4 victorias consecutivas con 12 goles a favor y solo 1 en contra. Recordar que cuando el exentrenador de Corinthians llega, la canarinha era 6ª.
Por parte Argentina las necesidades eran evidentes. No solo estaban situados en el 6º lugar (clasifican 4 y el 5º juega el playoff) si no que llegaban tras tres partidos sin ganar (2E y 1D) y con muchas dudas sobre el juego.