
Max Allegri dispuso al equipo en el 4-4-2 que está usando últimamente debido en parte a la baja de Andrea Barzagli. El eje de la zaga fue para Leo Bonucci y Giorgio Chielinni. En el doble pivote vimos a Miralem Pjanic con Sami Khedira. Las bandas las ocuparon Juan Guillermo Cuadrado y Mario Mandzukic. Delante, la dupla argentina con Gonzalo Higuaín fijando centrales y Paulo Dybala con libertad de movimientos.
Stefano Pioli ordenó al equipo en un 3-4-2-1. Gary Medel ejerció como libre escoltando a Joao Miranda y Jeison Murillo. Por delante Roberto Gagliardini era el pivote más posicional y Marcelo Brozovic el que aportaba rupturas. La mediapunta se la repartían Ivan Perisic y Joao Mario cayendo el portugués a la derecha y el croata a la izquierda. En punta de ataque un Mauro Icardi al que se le da muy bien la Juventus.
Ambos entrenadores buscaron un partido de ida y vuelta con llegadas constantes a las áreas.
El partido comenzó con un ritmo trepidante motivado por la poca presencia de los centros del campo de ambos equipos. Los dos conjuntos renunciaban al juego asociativo y priorizaban el juego directo, el pisar área cuanto antes, mejor, y con tanta pólvora en ambos bandos el guión parecía no favorecer a ninguno.
Consciente de que los locales tenían dificultades creativas, Paulo Dybala empezó a ejercer de playmaker. Se ofrecía a los mediocentros, conducía, y cuando dividía a la zaga rival, habilitaba principalmente a Cuadrado. No obstante, la Vecchia Signora encontró su filón por la banda derecha. El colombiano Cuadrado desbordaba y centraba, pero no necesitaba llegar a línea de fondo si no que lanzaba su preciso centro en cuanto veía a Mandzukic cargar el área. Aunque el sector derecho era el preferido, el juego no estaba cojo pues por la izquierda Alex Sandro subía constantemente para dar anchura.
El Inter por su parte volcaba el juego en el sector izquierdo donde se asociaba el triángulo formado por D'Ambrosio, Perisic y Brozovic, consiguiendo profundizar y surtir de centros a un Icardi que se mostraba autosuficiente y que complicaba bastante a los dos centrales juventinos gracias a la diversidad de sus desmarques.
En el plano defensivo no arriesgaban en demasía. Los tres atacantes presionaban tímidamente la salida de balón rival, pero una vez era sorteada esta primera barrera, replegaban en campo propio.
La Juve profundizaba por ambos costados y además contaba la inteligencia de Dybala.
Es de reseñar el planteamiento defensivo del conjunto turinés. Cuando el rival atacaba en estático, se disponían en un 5-3-2 de repliegue bajo basculando Lichsteiner al central diestro y retrasando Cuadrado su posición al lateral. Además, ordenaban marcas al hombre de Chiellini sobre Joao Mario, de Bonucci sobre Icardi y de Lichsteiner sobre Perisic. De esta manera los tres atacantes interistas tenían siempre encima a un defensor que les dificultaba girarse.
Max Allegri veía que a espaldas del doble pivote los pareja luso-croata del Inter a la contra les estaba dañando por lo que optó por retirar a Cuadrado y dar entrada a Claudio Marchisio, pasando el equipo a un 4-1-4-1 con el capitán como pivote y por delante una línea con Dybala, Khedira, Pjanic y Mandzukic. Lo que no se alteró era el repliegue en bloque bajo. El entrenador italiano no quería darle opciones a los talentosos atacantes rivales.
Por su parte, Stefano Pioli también quizo influir con su dirección de campo pero sus modificaciones lejos de mejorar al equipo, lo empeoraron pues desde que quitó a Brozovic y Candreva el equipo disminuyó la capacidad de contragolpear.
Hay que destacar el desgaste y el trabajo defensivo realizado por Mario Mandzukic marcando a un jugador tan enérgico y resistente como Candreva. En el mapa de posiciones (dorsal 17) se observa lo retrasado que estuvo en comparación con Juan Cuadrado (dorsal 7) o Pjanic (dorsal 5). Resaltar también que recuperó 5 balones, estuvo inconmesurable en los balones aéreos ganando 7 de 10 y además sumó dos disparos.
La posesión perteneció ligeramente al Inter de Milán.
El dominio fue alterno en el primer tiempo pero de la Juventus de Turin en el segundo.
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Emilio Andreoli / Colaborador