
Voro dispuso el equipo en un 4-4-1-1 con la novedad del joven Toni Lato en el lateral zurdo. También volvían Ezequiel Garay (central) y Enzo Pérez (mediocentro). El resto de la zaga la ocuparon Eliaquim Mangala y Martín Montoya. Por delante, al argentino le acompañó Dani Parejo en el eje con Carlos Soler en derecha y Munir El Haddadi en izquierda. Enganchando Fabián Orellana, con Simone Zaza en punta.
Por parte de Jorge Sampaoli, ordenó el equipo en un 4-2-3-1 con Mariano Ferreira, Nico Pareja, Clement Lenglet y Sergio Escudero en la retaguardia. Steven N'Zonzi y Vicente Iborra en el mediocentro. Por delante, Pablo Sarabia, Franco Vázquez y Vitolo como mediapuntas con Joaquín Correa jugando como falso nueve.
El Valencia comenzó el encuentro con la intención de no dejar carburar al conjunto rival. Presionaban de manera intensa la salida de balón sevillista que en los primeros minutos tuvo que recurrir en demasiadas ocasiones al envío directo hacia Vitolo o el Mudo Vázquez. Con el paso de los minutos, el técnico argentino reajustó las piezas para que con cuatro jugadores la salida de balón en corto se reactivara, optó por abrir a los centrales y por dentro el apoyo lo daban Iborra que se incrustaba entre Lenglet y Pareja y N'Zonzi que esperaba unos metros más adelantados, pero se generó un nuevo problema. La dupla franco-hispana recibía pero no lograba conectar con los tres mediapuntas debido a que el sistema defensivo del Valencia se mantenía ordenado y tapaban bien las líneas de pase. Como consecuencia, los ataques sevillistas se resumían en Correa desbordando o Jovetic (entró por Vitolo lesionado desplazando a Correa a la banda izquierda) apareciendo entre líneas (aunque no con la frecuencia que necesitaba su equipo).
Valencia y Sevilla se mostraron muy ordenados en defensa.Por parte del conjunto local, el propósito para encontrar el gol se llamaba Simone Zaza. Ante el buen orden defensivo visitante, el Valencia encontró dificultades en la elaboración, por lo que acabó confiándolo todo a que el italiano saliera vencedor de su duelo con los centrales sevillistas (que por cierto estuvieron muy bien). Cuando no lograban salir con claridad, realizaban un envío directo hacia Simone para que bajara el esférico y fuera el "pivote" que iniciara el juego local. Y cuando conseguían una salida limpia, el balón terminaba siempre en la banda buscando el centro para el desmarque del ex juventino al primer palo, así llegaron un par de remates peligrosos por su parte y otro de Munir.
Con el paso de los minutos y el consiguiente desgaste, el conjunto hispalense consiguió ir asentándose en campo rival por primera vez en el partido. N'Zonzi ya no recibía de espaldas casi en su área, si no que lo hacía en la divisoria, y desde ahí el francés le abre un ramillete de opciones ofensivas a su equipo. Pero éstas aproximaciones no se concretaron más que en 3-4 ocasiones. Las mejores jugadas sevillistas estuvieron en las botas de un Joaquín Correa que está en un gran momento de forma, a su gran velocidad está sumando acierto en el regate e influencia tanto por fuera como por dentro.
La posesión perteneció al conjunto de Sampaoli.
El dominio, muy difuso. Hubo momentos del primer tiempo que fueron de dominio che, otros del segundo tiempo que fueron sevillistas, pero el resto no pertenecieron a nadie.